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Club de Planeadores Los Caranchos

Aeródromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa María  -  Provincia de Córdoba  - República Argentina


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CURSO TEÓRICO
DE
PILOTO DE PLANEADOR

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8ª Sección: RESPONSABILIDAD DEL REMOLCADOR, MARGENES DE UTILIZACIÓN Y MANIOBRA DE PLANEADORES Y REMOLQUE SIMPLE

RESPONSABILIDAD DEL PILOTO REMOLCADOR

La responsabilidad del piloto remolcador es fundamental para que la actividad de vuelo se lleve a cabo con seguridad y éxito. Es el responsable directo de la forma que se realiza el remolque, por lo que será preciso que “viva el problema del piloto de planeador”, siendo conveniente que posea la licencia de esta especialidad.
Durante la actividad de vuelo, recibirá las instrucciones que correspondan al desarrollo de los temas del día, del instructor, debiendo acatarlas estrictamente.
Recalcar la Responsabilidad que tiene el piloto remolcador seria tarea larga, por lo tanto el factor primordial a tener en cuenta para su evaluación es el criterio que emplee para resolver los problemas que se le presenten en su actividad. Su apreciación correcta de una emergencia y el agotamiento de todos los recursos para subsanarla deben ser su preocupación constante, es decir, que antes de desprender el planeador extremará todas las medidas posibles para ubicarlo en posición que le permita el aterrizaje en el aeródromo o en un terreno apto para ese fin. En todo momento se limitará a su tarea. Si por cualquier circunstancia la posición del planeador es incorrecta o ad­vierte alguna anormalidad previa al despegue, hará las indicaciones corres­pondientes y/o suspenderá el mismo.
Es necesario que tenga un conocimiento exacto del avión que utiliza, como asimismo de sus márgenes de operación. Conocerá perfectamente la relación peso-potencia que debe existir entre avión y planeador para que la misma sea segura.
Los aviones remolcadores deberán tener como cualidad fundamental gran capacidad ascensional y aptitud para vuelo lento, a fin de adecuarse a la velocidad de crucero de los planeadores. La potencia ideal está entre los 180 y 450 HP. Su régimen de ascenso será entre 2 y 4,5 metros por segundo con una velocidad de 120 km/h. Además de lo expresado es condición imprescindible que la visibilidad en todas direcciones sea buena, con el objeto de observar al planeador remolcado -ya sea dándose vuelta o por medio del espejo retrovisor- y a cualquier otro tráfico existente en la zona. Otra de las responsabilidades del remolcador es asegurarse que podrá desprender normalmente la soga desde la cabina.
Si no contara con un ayudante capacitado, él mismo descenderá de su máquina y conectará la línea. Sin embargo, en ningún caso abandonará la cabina de su avión con el motor en marcha. Estará familiarizado con todas las señales establecidas, tanto en tierra como en vuelo.
Conocerá la velocidad de remolque en ascenso del planeador, la zona de vuelo, la altura de desprendimiento y los procedimientos de emergencia. La velocidad de remolque será elegida cuidadosamente para evitar la máxima establecida, manteniendo sin embargo un margen seguro sobre la de pérdida de sustentación del avión de remolque. Asimismo, esta velocidad nunca será inferior a la mínima necesaria para una correcta refrigeración del motor. La capacidad de mantener una velocidad constante durante la operación será uno de los factores más importantes a tener en cuenta para su habilitación.
El planeamiento cuidadoso del ascenso por parte del remolcador podrá colocar al planeador en la posición más ventajosa para desprender, teniendo en cuenta la zona de ascendentes y el régimen normal de descenso de éste, mientras él regresa al circuito normal para arrojar la soga. Siempre que sea posible, el ascenso posterior al despegue se realizará sobre una zona apta para aterrizajes de emergencia, previendo casos de desprendimiento o roturas de la línea de remolque.
Si el planeador no desprendiera en el sitio convenido, el remolcador estará justificado para señalarle que lo haga. No existe obligación de su parte para buscar ascendentes fuera del lugar de corte convenido. (Fig. Nº 3 A).
Recién cuando esté seguro que el planeador desprendió y no solamente cuando crea que lo ha hecho, el remolcador descenderá girando en dirección opuesta al primero. (Fig. Nº 3 B).
Si por el contrario -creyendo que éste libró-, iniciara una picada, el planeador podría sobrepasarlo ascendiendo sobre su máquina. Esto es peligroso porque entonces perdería el contacto visual con el avión y si -como es probable- cabreara, levantaría la cola del mismo haciéndole imposible recuperar de la picada.
Si en esta situación ninguna de las aeronaves pudiera desprender (el fuerte tirón hacia arriba causaría ese resultado), la misma sería en extremo peligrosa. En algunos casos, cuando el planeador cambia de posición alta a baja, es fácil que el remolcador tenga la impresión que el primero ha desprendido.
Como medida de seguridad y disciplina, el remolcador nunca, por ningún motivo, volará intencionalmente con la soga prendida en las cercanías de un planeador en vuelo libre.
El patrón de tránsito se determinará de antemano, normalizándose de acuerdo a las necesidades del aeródromo.
La soga se lanzará volando contra el viento sobre el área predeterminada, a baja velocidad y a un ángulo de descenso pronunciado en la faz final, desprendiéndola cuando su extremo inferior esté a pocos metros del terreno. Arrastrarla ocasionará desgaste por abrasión, mientras que lanzada de muy alto podrá arrollarse o anudarse. Sin embargo, la seguridad es lo primero a considerar y la altura de lanzamiento siempre será suficiente para asegurar que no se enganche en ningún obstáculo.
Durante estas operaciones el piloto del avión estará permanentemente alerta para evitar aproximarse a cualquier otro tráfico.
Es fácil olvidar lanzar la soga, hacer una aproximación baja y engancharla en el alambrado perimetral o aterrizar con ella prendida. Después que soltó, el piloto podrá ascender hasta la altura del circuito o descender y aterrizar directamente (si la pista es lo suficientemente larga). El lanzamiento no se hará nunca á menos de 150 metros (500 pies) de personas o cosas del terreno. El personal de tierra procederá a su retiro inmediato y preparación para su posterior empleo.
No está prohibido aterrizar con la soga prendida siempre que:

1º)     Las obstrucciones se salven con una altura mayor que el largo de ella, y

2º)     El terreno esté cubierto de césped.

Lanzarla sobre zonas pedregosas o pistas pavimentadas es acelerar su desgaste.
Asimismo, no se intentará el aterrizaje con la soga prendida en pistas de menos de 750 metros (2.500 pies) de largo.
La cantidad de remolques que debe realizar un piloto sin descanso intermedio está limitada a diez.

Figura Nº 3 – Desprendimiento

Pasado ese número se originarán descuidos, aburrimiento y la tarea se ejecutará con torpeza.
Tales condiciones pueden ocasionar fácilmente un accidente.

CONOCIMIENTO DEL MARGEN DE UTILIZACIÓN
DE LOS PLANEADORES

El piloto remolcador debe tener pleno conocimiento de las características de las aeronaves a remolcar. Considerando que los planeadores, al igual que los aviones tienen una velocidad máxima y mínima de vuelo, es su responsabilidad impedir que se alcancen los valores limites establecidos para cada uno.
En vuelo remolcado los esfuerzos estructurales son mucho mayores que durante el librado.
Otro factor a tener presente son las limitaciones del fabricante para operación en aire turbulento. Estas especificaciones son importantes y deben ser respetadas al máximo.

POSIBILIDAD DE MANIOBRA DE LOS PLANEADORES
EN VUELO REMOLCADO

Un planeador en vuelo librado puede ejecutar las mismas maniobras que realiza un avión, pero por la diferencia aerodinámica y de peso que existe entre uno y otro, las velocidades y los radios de virajes serán distintos para la ejecución de una misma maniobra.
Considerando que la soga produce otra componente, a veces el planeador debe maniobrar en forma distinta.
Para evitar estas situaciones el piloto del planeador debe estar atento a las maniobras que ejecuta el avión remolcador. Este a su vez debe realizar los virajes en forma suave y progresiva, a fin de facilitar su desempeño.
En los planeadores modernos las posibilidades de operar en situaciones que podríamos denominar críticas, se presentan generalmente en los despegues.
Posteriormente a la señal del ayudante que está sosteniendo el ala del planeador y antes de iniciarlo, el remolcador verificará que se han cumplido todas las operaciones y procedimientos previos, es decir:

1º) Que la soga esté correctamente estirada.

2º) Que el planeador esté alineado en la dirección de despegue.

3º) Que la pista esté libre de obstáculos o personas tanto en el espacio existente entre ambas aeronaves como en el que utilizará para despegar.

4º) Que no se aproxime para el aterrizaje otro planeador o avión.

Entonces acelerará suavemente el motor hasta lograr su máxima potencia, para despegar y comenzar el ascenso.
Una vez en el aire reducirá las revoluciones a las que correspondan al régimen de ascenso, para tomar altura constantemente evitando sobrepasar las velocidades máximas establecidas para el planeador.
Igualmente evitará maniobras bruscas, como virajes escarpados, ascensos y/o descensos demasiado pronunciados, etc., que pueden conducir a un desprendimiento prematuro por parte del alumno o piloto.
Efectuado el desprendimiento, después de cerciorarse mediante el espejo retrovisor, dándose vuelta, e incluso “sintiendo” que el planeador quedó libre, iniciará el viraje de despeje a la derecha, reduciendo la potencia al tiempo que entra en una suave picada para alejarse rápidamente de la máquina liberada e ingresar luego al circuito de tránsito reglamentario.
Durante estas maniobras será en extremo precavido tratando de localizar a otras aeronaves que estén volando en la zona, cediéndoles el espacio sin dejar de recordar que aún lleva la soga de remolque prendida a su avión.

REMOLQUE SIMPLE

Se llama remolque simple cuando el avión remolca un solo planeador. Es el más sencillo y durante el mismo el planeador sigue la trayectoria del avión, volando un poco más alto que aquél. La posición ideal varía de acuerdo al tipo de avión utilizado. No se debe volar muy arriba porque ello impide que éste alcance la correcta velocidad ascensional. En caso contrario, muy abajo entrará en la turbulencia de la hélice y de los vórtices marginales, situación que puede llevar al planeador a una actitud anormal que provoque su pérdida de control.
El procedimiento para un remolque simple es el siguiente: una vez seguro que se enganchó el planeador al avión, mediante el uso de la radio, del espejo retrovisor, o simplemente dándose vuelta, su piloto estirará la soga rodando lentamente para adoptar la correcta posición de despegue; es decir, que el avión, además de enfrentar el viento, debe colocarse en la prolongación del eje longitudinal de ambas aeronaves. Si al estirar la soga resultara imposible lograr la posición correcta, se desprenderá la misma y se maniobrará hasta conseguirla.
Se evitará el rodaje rápido aunque falte una considerable distancia para estirar la soga, previniendo que pueda estar enganchada en alguna rama u objeto, o trasmitir un fuerte tirón al planeador con las consecuencias imaginables para el material y personal que esté preparando el despegue.Volver Arriba
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Última modificación: 26 de Febrero de 2006