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Club de Planeadores Los Caranchos

Aeródromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa María  -  Provincia de Córdoba  - República Argentina


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CURSO TEÓRICO
DE
PILOTO DE PLANEADOR

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15ª Sección: DESPEGUES EN CAMPOS NO PREPARADOS Y NORMAS GENERALES IMPORTANTES

DESPEGUES EN CAMPOS NO PREPARADOS

Frecuentemente es preciso realizar búsquedas o rescates de máquinas que han aterrizado fuera de aeródromos en lugares poco aptos.
A pesar de que los pilotos de planeador tienen instrucciones sobre las condiciones que debe reunir el campo antes de solicitar su rescate por avión, el remolcador reconocerá con extremo cuidado el sitio que se trate antes de intentar aterrizar.
El piloto del planeador, por su parte, lo recorrerá a pie -antes de la llegada del avión-, determinando qué parte del mismo es la más apta para la operación, teniendo muy en cuenta que el avión se desplazará una mayor distancia que su propia máquina sobre el terreno, especialmente durante el despegue.
Esto significa que la verificación no deberá circunscribirse a una pequeña área del campo, sino a un espacio mucho mayor. Cuando el avión llegue al lugar le señalará, levantando los brazos, la dirección en que deberá aterrizar, preferentemente en contra del viento.
Por su parte, el piloto del avión lo sobrevolará a baja altura para apreciar el estado del mismo, la existencia de obstáculos como alambrados divisorios, hilos telefónicos o de alta tensión, etcétera.
Tendrá igualmente en cuenta el estado general del terreno por pastos altos, arbustos, zonas anegadas, etcétera, que puedan no haber sido advertidos por el piloto del planeador.
El aterrizaje se realizará a la mínima velocidad de control (corto), tratando de disminuir en lo posible la carrera en tierra.
Si una vez cumplido el mismo el terreno no reuniera las condiciones mínimas de seguridad para despegar remolcando al planeador, no intentará hacerlo, disponiendo su traslado a un campo más apto o decidiendo su desarme y posterior transporte por vía terrestre.
Se deja constancia que su decisión será la definitiva debiendo ser acatada sin discusión.
El mismo temperamento aplicará, si a su juicio y pese a las señales del piloto del planeador, considera que no están dadas las condiciones de seguridad necesarias para intentar el aterrizaje.
Previo al despegue recorrerá el espacio a emplear, verificando y señalando adecuadamente los obstáculos que puedan existir. Tendrá en cuenta: la consistencia del terreno, la altura de las malezas, piedras, zanjas, pozos, etc.
Igualmente considerará la performance del avión previendo la altura de densidad, intensidad y dirección del viento, obstáculos en la dirección del despegue, etc., ejecutándolo -dentro de lo posible- con viento de frente.
Si el campo fuera apto pero corto -lo que obligaría a una operación marginal- considerará la posibilidad, como medida extrema, de acortar la soga de remolque hasta un mínimo de 20 metros (60 pies).
Antes de adoptar esta decisión evaluará la experiencia y capacidad del otro piloto, puesto que necesitará de su ayuda para conseguir la pronta aceleración de su aeronave.
Esta ayuda consistirá en que el planeador vuele el mayor tiempo posible a ras del suelo hasta que el avión despegue.
Previa a la iniciación de la maniobra verificará que la soga esté bien extendida, solicitando y esperando la respuesta del piloto del planeador (accionamiento continuo del timón de dirección), si no se cuenta con ayudante.
El despegue será lo más corto posible -considerando las posibilidades de su máquina- la que luego mantendrá dentro del efecto de tierra (a ras del suelo), hasta lograr la velocidad normal de ascenso.
Si bien es imposible prever las emergencias que puedan presentarse durante la actividad de vuelo en planeador, es factible desarrollar procedimientos de orden general aplicables a esas eventualidades.
Como medida fundamental -siempre que sea posible- se realizará actividad en un área que cuente con lugares para aterrizajes de emergencia. Si ello fuera imposible debido a las condiciones geográficas, se evitará volar en sectores poco aptos, procurando no llegar durante las operaciones normales a una situación comprometida en estas zonas.
Las emergencias más críticas que pueden presentarse están relacionadas con los despegues, los posteriores remolques y desprendimientos al lograr la altura deseada.
Como prevención la primera condición a tener en cuenta es la de lograr que ambos pilotos -de avión de remolque y del planeador- comprendan la necesidad de actuar en equipo.
En otras palabras, el remolcador tiene la obligación de llevar al planeador al lugar mutuamente convenido o al ordenado previamente.
Cada uno, al comando de su respectiva aeronave, tiene la responsabilidad de no crear situaciones que pongan en peligro a las mismas o a la integridad de sus ocupantes.
Ante la eventualidad de un problema podrán prestarse ayuda entre sí, excepto cuando al hacerlo puedan crear riesgos a su propia aeronave.
El remolcador no realizará esas funciones hasta que haya sido debidamente capacitado por un instructor habilitado que certifique que es competente para desempeñarías.

NORMAS GENERALES IMPORTANTES

Para evitar problemas durante la instrucción y posterior entrenamiento, se enumeran algunas medidas relacionadas con las diferentes operaciones: 

1.      No pretender volar solo hasta no haber entendido perfectamente los factores involucrados en las operaciones y maniobras a ejecutar. Desarrollar buen juicio y hábitos de vuelo seguros para aumentar la habilidad en el manejo de la aeronave; por ejemplo: realizar todos los aterrizajes dentro de los limites prefijados, aprender la técnica del vuelo a vela, etc. Recordar que el instructor es el único guía durante el curso primario y que sus indicaciones deben seguirse sin discusión. Cuando existan dudas acerca de alguna maniobra o procedimiento -aun cuando se los ejecute correctamente-, recabar la información necesaria practicándolos mientras tanto bajo supervisión del instructor.

2.      Durante los despegues, extremar el control de la aceleración para lograrlos en forma firme, sin forzarlos, evitando permanecer en el "chorro" de la hélice y vórtices marginales. Evitar los desplazamientos innecesarios en cualquier sentido, en los giros y en remolque recto; adoptar las medidas correctivas para prevenir y/o eliminar aflojamientos en la soga de remolque.

3.      Durante la práctica de maniobras, mantenerse en un espacio aéreo desde el cual se pueda volver a una adecuada posición para incorporarse al circuito de tránsito con suficiente altura y sin la necesidad de ejecutar planeos largos o maniobras violentas. Fijar y mantener los límites de error dentro de lo siguiente:

a)      Velocidad de planeo: ± 8 km/h (5 millas) por hora de la normal, teniendo en cuenta que la mínima es más importante que la máxima y que nunca debe disminuirse bajo los valores especificados para el tipo de planeador empleado.

b)      Inclinación: dentro de ± 5º de la establecida.

c)      Rumbo: dentro de ± 10º del establecido. (Por supuesto que estos valores deberán superarse si existe turbulencia, viento o ráfagas).

4.      Circuito de tránsito, aproximaciones y aterrizajes:

a)      Tendrá que adquirirse la capacidad de realizar los circuitos en ambos sentidos, aun cuando reglamentariamente se ejecutan virando siempre a la izquierda. Cuando se practique en sentido opuesto, asegurarse previamente que no se interferirá con otro tráfico y contando con autorización previa de las autoridades del aeródromo. Aun cuando la aproximación de 360º no es exigida en el curso, cuando se cuente con suficiente experiencia y la debida autorización puede practicarse como medio de adiestramiento en el reconocimiento previo de la zona de aterrizaje y de la dirección y velocidad del viento para ajustar la posición del lado básico, de acuerdo a estas variables.

b)      No realizar ningún cambio de frente sin asegurarse que no hay otra aeronave en las proximidades.

c)      Mantener constante la velocidad de planeo conservando margen sobre la pérdida de sustentación, previendo cuál deberá ser el ángulo de descenso final para llegar al punto de aterrizaje adecuadamente preparado. Si se emplearan los spoilers o frenos de picada, comprobar su funcionamiento en inicial para adoptar otro procedimiento si no accionaran debidamente.

d)      El viraje de básica a final se completará a una altura segura, planeando este último lado de modo que sea suficientemente amplio como para permitir juzgar el régimen de descenso y la velocidad respecto al terreno, para un correcto cálculo en la aproximación. Además deberá desarrollarse la habilidad de aterrizar normalmente 50 metros antes o después de un punto previamente elegido.

5.      Vuelo de navegación: Antes de iniciar esta actividad es preciso adquirir capacidad para operar en campos extraños. Como entrenamiento se practicará el aterrizaje empleando sectores predeterminados del aeródromo donde habitualmente se vuela para delimitar los límites imaginarios de un campo de emergencia. Como durante las navegaciones -especialmente las de larga duración- las marcaciones del altímetro no serán exactas especialmente si no se cuenta con medios de ajustarlo por diferencia de presión, habrá que desarrollar la capacidad de juzgar la altura sin tener en cuenta sus indicaciones. Será de gran ayuda memorizar visualmente cómo se aprecian los edificios, aberturas de los mismos, animales, postes de alambrados, etcétera, cuando se vuela con el instrumento debidamente reglado. Durante el curso -como práctica- puede cubrirse el altímetro exigiendo el instructor que el alumno estime la altura real sobre el lugar de sobrevuelo. Tener en cuenta que este instrumento servirá de ayuda durante el aterrizaje, solamente cuando la altura del terreno y su ajuste sean conocidos y dentro de límites no muy extensos. De otro modo la altura sobre el terreno tendrá que determinarse empleando apreciación visual.

6.      Vuelo a vela: aun cuando el plan de instrucción establece después de la lección Nº 8 que se tratará de ubicar las ascendentes y tomar altura en vuelo librado, durante el curso no se subordinará la práctica del resto de las maniobras a este ejercicio. Si condiciones atmosféricas desfavorables impiden cumplir todos los temas indicados en un solo vuelo, se realizarán los necesarios para lograrlo. Durante este tipo de vuelo, será preciso buscar ascendentes, reconocer el tipo de nubes asociadas con ellas y distinguir entre un cúmulus en desarrollo con otro en disipación. Se aprenderán las formas características de las térmicas, recordando que generalmente se inclinan a favor del viento. Habrá que permanecer alerta para identificar remolinos de polvo (trombitas), pájaros volando en circulo y cualquier otra indicación visual que señale una corriente ascendente. También será preciso desarrollar el sentido de orientación que permita -mientras se vuela en círculos- conocer constantemente la posición respecto al terreno y masa de aire. La experiencia agudizará la sensación y se notarán las aceleraciones arriba o abajo asociadas con ascendentes o descendentes familiarizándose el alumno o piloto con los retardos en la indicación del variómetro. Para una eficiente performance habrá que accionar suave y seguramente los mandos, en forma coordinada sin deslizamientos o patinadas manteniendo el grado de inclinación y la velocidad constante. Como la búsqueda de las ascendentes requiere una velocidad mayor que la más eficiente para volar dentro de ella, será preciso distinguir cuál es la óptima para la aeronave empleada. Durante la búsqueda de térmicas, es mejor volar recto y nivelado -sin virajes- a menos que se encuentren las mismas. Si esto es realizado viento arriba respecto al lugar donde se intenta aterrizar, podrá continuarse a una altura menor antes de volver para incorporarse al circuito de tránsito, que si la búsqueda se realiza a favor del viento. Nunca se buscarán ascendentes a favor del viento mientras se vuela a baja altura y bajo ninguna circunstancia se intentará hacerlo a menos de 150 metros (500 pies) de altura. El rápido reconocimiento de la ascendente es esencial y el piloto aprenderá rápidamente que un ala que se levanta es señal de sustentación y que se debe reducir la velocidad y virar de inmediato en dirección del ala levantada continuando luego el viraje en el mismo sentido. Cuando se vuela en térmicas pero no se produce levantamiento de una de las alas que indique mayor fuerza ascensional en un sentido que en el otro, existen diversos métodos de uso común para identificar hacia qué lado está la parte más activa de la ascendente. Uno es el de comenzar un giro no bien se note la tendencia al ascenso con la esperanza de haberlo hecho en el sentido apropiado. Otro es el de volar recto, contando el número de segundos hasta que la ascendente comience a disminuir. Hacer entonces un viraje escarpado de 180º, volando en sentido opuesto la mitad del tiempo que tomó llegar al centro de la ascendente para luego girar hacia el mismo lado en que se cambió de frente los 180º. Con cualquiera de los métodos, una vez que se eligió el sentido del giro no debe variarse. En ningún caso deberá descuidarse la observación exterior concentrándose en mantener la aeronave en la térmica sin prestar atención a otro tráfico. Cuando dos pilotos están volando dentro de una misma ascendente, el que llega en segundo término, por razones de seguridad, girará en el mismo sentido que el que arribó primero y por lo tanto está a mayor altura. Si se vuela debajo de un cúmulus se prestará la debida atención para evitar ser absorbido por éste. Generalmente esta contingencia puede prevenirse mediante el empleo de los spoilers o frenos de picada. Si la sustentación fuera excesiva podría ser preciso hacer entrar la aeronave en tirabuzón a fin de perder altura rápidamente sin incrementar la velocidad. De todos modos, la manera más eficaz de no verse en una situación como la expuesta consiste en prevenir la misma, evitando el vuelo cerca de nubes, especialmente si no se cuenta con una habilitación de vuelo por instrumentos y se está entrenado en ese tipo de actividad.

7.       Vuelo en colina: si el lugar de instrucción o entrenamiento es apropiado para su práctica, antes de iniciarla es conveniente ser capacitado por un instructor con experiencia en este tipo de vuelo. Igualmente se recabará información general al respecto para estar al tanto de las peculiaridades del lugar. Se conseguirán datos de los sectores donde normalmente se encuentran las ascendentes; las áreas donde prevalecen las descendentes; las condiciones que generalmente existen en cada una y los lugares donde es factible un aterrizaje de emergencia. Si la zona es utilizada comúnmente por más de un planeador, se interiorizará debidamente con las reglas locales de tráfico -si las mismas existieran-. También en esta operación se tendrá muy en cuenta la observación permanente para prevenir colisiones, sobre todo cuando en el área vuela más de una aeronave. Como reglas de carácter general se aconsejan las siguientes:

1º)     Todos los virajes serán realizados alejándose de la colina.

2º)     Un piloto que esté sobrepasando otro planeador lo hará entre éste y la ladera en prevención de una colisión que la segunda aeronave podría provocar si girara como se expresó anteriormente.

3º)     Pilotos volando a alturas aproximadas evitarán que sus aeronaves se crucen poniendo especial cuidado en no colocarse en posiciones que ocasionen ángulos de visión restringidos, especialmente durante los giros.

4º)     Si se vuela en condiciones marginales será muchas veces preciso hacerlo pegado a las laderas para obtener sustentación. Generalmente esa área es turbulenta, siendo entonces necesario mantener una velocidad mayor para evitar pérdidas de control. Si existieran térmicas a lo largo de la colina, el piloto tomará precauciones para no girar cerca de la misma a fin de no interferir con quienes están empleando únicamente la sustentación dinámica del área.

En este caso será preciso alejarse del lugar en la dirección de la corriente ascendente.
Si fuera preciso aterrizar en la cima, tener presente que es frecuente encontrar en ella fuerte turbulencia y pronunciados cambios en la dirección del viento.
Por ello será preciso contar con velocidad extra para mantener el control de la aeronave en esta situación.
Se evitarán las áreas poco aptas para aterrizar, manteniendo siempre una altura que permita alejarse de la colina si se hiciera necesario un aterrizaje por falta de ascendentes.
Usualmente esta altura está varios cientos de metros sobre la cumbre. Con menos de esos valores, el aterrizaje se hará en la base de la elevación.

8.       Vuelo por instrumentos o en nubes: pese a que no es exigible la habilitación de vuelo por instrumentos para obtener la licencia de piloto de planeador, es conveniente antes de intentar vuelos de navegación -o de duración en una zona determinada-, contar con la competencia necesaria para mantener planeo recto y nivelado, realizar giros normales de corta duración y poder recuperar la aeronave desde posiciones anormales en condiciones IMC (condiciones meteorológicas por instrumentos).
Si no se cuenta con horizonte artificial, se tendrán que adquirir estos conocimientos mediante el empleo del indicador de giros y ladeos, el velocímetro y el variómetro.
Se recomienda que este adiestramiento se adquiera en avión, con un instructor habilitado para impartirlo, antes de pretender volar entre, dentro o sobre nubes.
Recordar que sin contar con los instrumentos mínimos y la instrucción y entrenamiento adecuados, es imposible mantener durante un tiempo más o menos prolongado el control de la aeronave en estas condiciones. No engañarse creyendo que un entrenamiento mínimo capacitará para estas operaciones. El no respetar esta regla ha sido origen de muchos accidentes serios tanto en planeadores como en aviones.
A los problemas ya expresados pueden agregarse la posible formación de hielo sobre las alas y/o parabrisas, tubo pitot y venturis (si los hubiera) que causarán aumento de peso, reducción de sustentación y anulación de los instrumentos de vuelo o cuando menos indicaciones erróneas de los mismos. En muchos casos esto llevará a perder el control de la aeronave, ya que lo único que podrá usarse como referencia será el sonido del aire para determinar y corregir la actitud de cabeceo.
La pérdida prolongada de control en estas condiciones ocasiona la entrada en una espiral picada con el consiguiente aumento de velocidad y riesgo de desintegrar la aeronave, durante la misma o en el intento de recuperación debido a los esfuerzos combinados de flexión y torsión. No olvidar que cuando la velocidad máxima se excede, este riesgo está siempre presente.
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Última modificación: 26 de Febrero de 2006