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Club de Planeadores Los Caranchos

Aeródromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa María  -  Provincia de Córdoba  - República Argentina


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Teoría de Vuelo para Pilotos de Planeador

Stafford Allen

Capítulo I ] Capítulo II ] Capítulo III ] Capítulo IV ] Capítulo V ] Capítulo VI ] Capítulo VII ] Capítulo VIIIa ] [ Capítulo VIIIb ] Capítulo IX ] Capítulo X ]

Capítulo VIII b

LOS INSTRUMENTOS PARA EL VUELO A CIEGAS

Si el velero va a ser volado dentro de nubes, los instrumentos que hemos mencionado hasta ahora no serán suficientes. Cualquier piloto que vuele sin un objeto a la vista en base al cual pueda orientarse, después de uno o dos minutos perderá completamente su sentido de la orientación. No será capaz de distinguir entre un viraje regular y el vuelo recto, y su brújula no lo ayudará desde que sus indicaciones son muy irregulares cuando el planeador se encuentra virando.

Asimismo, será incapaz de distinguir entre vuelo nivelado, una trepada y una picada, aunque su velocímetro y el ruido y conocimiento de su velero lo ayuden. Por desgracia, la velocidad del planeador se relaciona más con la situación que la máquina tenía unos pocos segundos antes que con su situación actual. Consecuentemente, el piloto se siente inclinado a corregir en exceso, con lo que provocará una serie de oscilaciones. Es de hacer notar que tampoco los pájaros pueden volar sin visibilidad. En el caso de los murciélagos éstos emiten chillidos cuyos ecos recogen para orientarse, es decir, que utilizan una especie de radar.

El vuelo a ciegas supone una técnica especial, un paso mas allá del pilotaje experimentado. Muchos pilotos no llegan a dominarla nunca porque ofrece inconvenientes muy particulares. Los factores fisiológicos que dan el sentido del equilibrio al ser humano suelen jugar malas pasadas cuando se está, volando a ciegas. Fundamentalmente, la vista proporciona al hombre los elementos para mantenerse en equilibrio. Pero cuando esta falta, toman el comando otros factores, tales como los canales semicirculares del oído. En su interior las células ciliares, como pistilos que se mecen en un medio líquido, trasmiten al cerebro la posición o desplazamiento del cuerpo. Cuando avanzamos, las células ciliares se inclinan hacia atrás por la inercia y las finas terminaciones nerviosas trasmiten ese dato al cerebro. Pero cuando el cuerpo se detiene se produce un fenómeno inverso, puesto que al inclinarse las células ciliares hacia adelante dan la impresión de que el cuerpo se desplaza hacia atrás, aunque está inmóvil. Como los canales son tres, ubicados en ángulo recto cada uno respecto a los otros dos, esa misma sensación engañosa se repite respecto al movimiento lateral o a los desplazamientos verticales. Cuando caminamos o nos mecemos la vista suple esa sensación equivocada y el cerebro elige la que concuerda con la realidad. Pero cuando no vemos el mundo exterior el cerebro sólo dispone de las sensaciones que le envían los canales semicirculares, con lo que fácilmente es llamado a engaño.

Piénsese entonces en lo que ocurre cuando volando a ciegas dentro de una nube, sin ver el horizonte que nos sirve de testigo y ante cuyo desplazamiento relativo reaccionamos automáticamente para mantener el planeador nivelado, la máquina inicia un viraje escarpado y se desarrolla sobre el cuerpo del piloto una fuerza centrífuga que siente que "lo proyecta hacia afuera". Las células ciliares reaccionan al estímulo físico y en determinadas circuns­tancias el cerebro interpreta que estamos haciendo un viraje en sentido contrario al real.

Para proporcionar al piloto la información que necesita cuando se trata de vuelo a ciegas, el planeador debe ser equipado con instrumentos para este tipo de vuelo. Dichos instrumentos incluyen el indicador de giro y el horizonte artificial. Los indicadores de nivel transversal y longitudinal no son, hablando con propiedad, instrumentos para vuelo a ciegas, pero resultan una considerable ayuda en nube. Para el vuelo a ciegas es suficiente el indicador de giro como suplemento de los demás instrumentos. Si se instala un horizonte artificial, las cosas serán mucho más fáciles.

NIVELES

Los niveles son los instrumentos más simples, por lo que los describiremos en primer lugar. El nivel transversal no es más que nuestro viejo amigo, el nivel del albañil, es decir, un tubo de vidrio curvado cóncavo hacia abajo, lleno de solvente, con una burbuja de aire. Este nivel se encuentra montado a lo ancho en el panel de instrumentos.

Si el velero se encuentra volando recto y las alas están niveladas, la burbuja estará centrada, con lo que indica que no hay fuerzas no equilibradas actuando sobre las superficies del aparato. Si el planeador derrapa o desliza en un viraje o en vuelo recto, la burbuja se desplazará de su posición central. Por lo tanto, el nivel transversal no indica el ángulo de inclinación; simplemente muestra si la inclinación es correcta para un viraje determinado. La burbuja tiene la desventaja de que parece escaparse durante todo el tiempo. Por esta razón algunas veces se dice que hay que perseguir la burbuja con la palanca, en lugar de tratar de volver a su lugar la burbuja mediante la palanca.

En un diseño mejor, este instrumento presenta el tubo de vidrio curvado con la concavidad hacia arriba y lleno de solvente como antes, pero en lugar de utilizar una burbuja para obtener las indicaciones se usa una bolita de metal. Esta bolita puede desplazarse libremente a lo largo del tubo curvado y parece obedecer al movimiento de la palanca en lugar de tener que ser perseguida. Esta forma de nivel generalmente se ubica dentro del indicador de giro, en cuyo caso el instrumento es conocido como indicador de giro e inclinación o ladeo. Este es un nombre inco­rrecto desde que la bolita no indica el ángulo de inclinación.

El nivel longitudinal es un instrumento que trabaja sobre principios muy similares. índica al piloto, mediante la altura de una columna de liquido coloreado situada en un tubo de vidrio ubicado en el panel de instrumentos, si la maquina se encuentra cabreada o picada. Detrás del tubo, por lo general, se inserta una escala como referencia.
                    Figura 20 - Nivel
La figura 20 muestra las partes principales de este instrumento y resulta evidente que no es más que una forma particular  de  nivel.  El estrechamiento en la rama inferior tiene como objeto evitar que el  líquido se desplace violentamente en condiciones  de  extrema turbulencia. No cabe duda de que el nivel longitudinal  es  un instrumento particularmente útil cuando se realiza un vuelo a ciegas.
Incluso puede reemplazar al velocímetro en esa situación y muestra lo que está ocurriendo con respecto a la posición del aparato, mientras que el velocímetro indica el efecto de la posición del aparato algunos segundos antes. Además, no se hiela justamente cuando más lo necesitamos. Actualmente este instrumento no se usa.

EL INDICADOR DE GIRO

El indicador de giro es el instrumento realmente vital para el vuelo a ciegas. El dial de este instrumento varía en apariencia según los distintos modelos, pero todos presentan una aguja vertical que se mueve a partir de una línea de referencia hacia la izquierda o la derecha. Cuando la aguja se halla centrada el planeador no está virando, es decir, está volando en línea recta. Cuando la aguja se desplaza hacia la izquierda el planeador está virando hacia la izquierda y viceversa. Cuanto más se desplaza la aguja mayor es el ángulo de viraje. Este efecto se obtiene mediante un pequeño giróscopo situado dentro del instrumento.
      Figura 21 – Indicador de giro
La figura 21 muestra el cerebro del indicador de giro. El giróscopo, que rota muy rápidamente,  se  encuentra montado de tal manera que sus  ejes  longitudinal   y transversal tienen la misma disposición   que  los  del planeador. El marco en el cual se halla montado pivota sobre el eje longitudinal de tal manera que el giróscopo, junto con el marco, pueden rolar, pero este movimiento de rolido es controlado mediante un resorte que mantiene el marco nivelado.

Una de las extrañas propiedades del giróscopo es la de que cuando está en marcha, si se lo hace girar alrededor de su eje el aparato, a su vez, girará en ángulo recto respecto al movimiento de rotación que se le imprime, hasta que su propio eje de rotación coincide con el eje de giro. Esto se denomina movimiento de precesión y parece bastante complicado, pero si no puede alcanzar a comprenderlo no importa.

Veamos nuevamente la figura 21. Si el instrumento completo es girado sobre el eje vertical, como ocurre cuando el planeador vira, el giróscopo tratará de efectuar un movimiento de rolido, junto con el marco, hasta que su eje coincida con la vertical real. No puede lograrlo porque el resorte lo impide, pero tratará de girar sobre su eje longitudinal (rolar), y el esfuerzo variará de acuerdo a la inclinación del viraje. Este movimiento de rotación longitudinal del marco es mostrado por el movimiento de la aguja a través de una serie de palancas.

La sensibilidad o el movimiento de la aguja para un viraje determinado pueden alterarse ajustando la tensión del resorte. Para reducir la sensibilidad se aumenta la tensión del resorte. El indicador de giro diseñado para aviones de motor, por lo general debe tener una sensibilidad considerablemente reducida cuando es utilizado en planeadores, porque por lo común los virajes son mucho más escarpados. Si no se procede de esta manera, la aguja se desplazará hasta el tope en cualquier viraje suave.

¿Cómo se logra que el giróscopo se mantenga en movimiento? La forma más simple es instalar pequeñas aletas en la parte exterior de la rueda del giróscopo, producir una succión de aire por medio de un venturi y disponer una pequeña corriente de aire en la caja del instrumento para mover la rueda del giróscopo. Esto presenta serios problemas para el uso volovelístico. En primer lugar, necesitamos un venturi desmesurado para lograr suficiente succión, debido a nuestra baja velocidad y, en segundo lugar, el venturi tiene una lamentable tendencia a obstruirse con hielo justamente cuando más se lo necesita. es decir, en nube. Este sistema funciona perfectamente en aviones a motor dado que la alta velocidad permite disponer de un venturi de tamaño razonable, el cual puede colocarse cerca de un escape caliente para evitar el hielo.

La mejor forma de hacer funcionar el giróscopo de un planeador es por medio de la electricidad. La rueda del giróscopo se convierte aquí en el núcleo de un pequeño motor eléctrico. Una pila proporciona la energía y desde que el motor eléctrico no mueve nada, sino que se mueve a sí mismo, el consumo de corriente es muy pequeño, generalmente del orden de 0,1 ampere. Incluido en el motor se halla un contacto centrífugo que se abre cuando el núcleo alcanza su velocidad normal, con lo que impide que exceda de cierta velocidad y ahorra corriente. El contacto vuelve a cerrarse tan pronto como la velocidad de rotación disminuye y requiere nuevamente corriente.

El indicador de giro es un instrumento relativamente seguro, pero la sensibilidad varía por lo general de un instrumento a otro. Por lo tanto, conviene familiarizarse con cada instrumento volando con visibilidad hasta tener alguna idea de lo que significa cada indicación de la aguja en términos de grado de viraje.

EL HORIZONTE ARTIFICIAL

Si  usted puede conseguirlo y su planeador puede soportar el peso extra sin exceder el máximo permisible, el instrumento ideal es el horizonte artificial. Este instrumento no nos habilita necesariamente para volar a ciegas, pero es indudable que hará las cosas mucho más fáciles. Hay una gran cantidad de pilotos que son felices volando a ciegas con un indicador de giro y ladeo y los instrumentos básicos normales y que no encuentran problema en llevar a cabo las más prodigiosas trepadas en nube. Pero hay también muchos pilotos que utilizan para el vuelo a ciegas como agregado un horizonte artificial. La verdad parece ser que el horizonte artificial realiza un buen trabajo, pensando por nosotros. En cambio, el indicador de giro y ladeo y los instrumentos básicos nos dirán todo lo que necesitamos saber para volar con éxito en nube, pero su informa­ción debe ser interpretada previamente por el cerebro para formar un panorama exacto de lo que está ocurriendo, y esto en un momento en que nuestros sentidos nos pueden estar diciendo las cosas más raras. El horizonte artificial recoge la misma información básica, pero nos presenta el resultado en forma de un cuadro cuyo mensaje es obvio.

Si miramos el horizonte artificial instalado en un panel de instrumentos podremos ver un pequeño modelo de avión, en blanco, visto por detrás, contra un fondo negro. Detrás de este modelo hay una línea blanca horizontal, la cual es el horizonte artificial, del cual el instrumento toma su nombre. Cuando está en funcionamiento (recuérdese que este es un instrumento giroscópico) esa línea blanca permanece paralela al horizonte y lo sigue en su movimiento de ascenso y descenso. Es decir, si la nariz del velero se inclina bajo el horizonte, la pequeña línea blanca se elevará por sobre el modelo y si la nariz del planeador se eleva por sobre el horizonte, la línea blanca descenderá por debajo del modelo. Asimismo, cuando el planeador vira, la línea blanca adoptará una actitud de inclinación paralela al horizonte real. Por lo tanto, el instrumento muestra al piloto una imagen real de la posición de su máquina respecto al horizonte. Cuando el piloto no puede ver el horizonte, simplemente transfiere su atención al pequeño modelo de avión del instrumento y procede a volarlo, con referencia a la línea blanca u horizonte artificial que se encuentra detrás del mismo.

Esto suena muy fácil pero no lo es tanto. El problema principal, por supuesto, es el de que nuestros sentidos nos pueden indicar otra cosa y entonces nos inclinamos a dudar de la evidencia del instrumento. Sin embargo, con un poco de práctica el vuelo a ciegas con un horizonte artificial puede llevarse a cabo con mucho menos esfuerzo mental que con un simple indicador de giro y ladeo y los instrumentos básicos.

¿Cómo trabaja el horizonte artificial? Podría escribirse un libro entero sobre este asunto y tendríamos que comenzar con un tratado sobre las propiedades del giróscopo. Resulta importante investigar los principios básicos de este instrumento, pero no intentaremos ir más allá de esto.

Dentro de la caja del instrumento se encuentra una rueda giroscópica, pero este giróscopo es más bien distinto del que hemos visto en el giro y ladeo. El del horizonte artificial es lo que se denomina un giróscopo libre, es decir, con movimiento universal, de tal manera que puede girar en cualquier dirección, libre de todo resorte. Como se recordará, en el giro y ladeo el giróscopo solamente podía rotar sobre su eje longitudinal y aun ese movimiento era controlado por un resorte. En el horizonte artificial el giróscopo tiene libertad para girar sobre sus ejes longitudinal y transversal. El giróscopo rota con su eje vertical. (Hablando con propiedad, esto no es completamente verdadero, como veremos luego).

Una de las propiedades del giróscopo es la de que, si se halla montado sobre su centro de gravedad y puede efectuar un movimiento universal, cuando es rotado tiende a mantener inalterable su posición en el espacio, aunque sus puntos de apoyo sean girados sobre los ejes longitudinal y transversal. Esto significa que aunque inclinemos nuestro planeador sobre estos dos ejes, el giróscopo tenderá a mantener sus ejes apuntando verticalmente hacia arriba y hacia abajo. Si acoplamos el movimiento del giróscopo a la línea blanca del cuadrante de un instrumento, tendremos un horizonte artificial.

Un instrumento tan simple como este puede tener, sin embargo, serias fallas. En primer lugar, es virtualmente imposible equilibrar perfectamente el giróscopo en sus puntos de movimiento universal y aun si estuviera perfectamente equilibrado la fricción en los puntos de apoyo y rotación le haría desviarse en un lapso determinado. En segundo lugar, para comenzar habría que fijar el pivote en la vertical. Para solucionar estos problemas todo horizonte artificial tiene algún dispositivo que incorpora pequeñas fuerzas para mantener el giróscopo vertical en caso de que éste tienda a desviarse. Aquí se presenta el primer obstáculo. Este mecanismo de erección sólo puede detectar un desvío de la vertical del giróscopo por comparación de su posición con la de alguna clase de plomada. Este sistema de plomada tratará, por supuesto, de mantener el eje del giróscopo en la línea vertical del planeador cuando éste se halla virando correctamente, de la misma manera que la bolita o la burbuja del nivel permanecen en el centro. Esto introduce un error cuando el velero vira, pero desde que el sistema de la plomada ejerce una presión sobre el eje del giróscopo, que se mueve alrededor del círculo a medida que el planeador vira, el error no es grande. En muchos instrumentos el eje se encuentra ligeramente inclinado y por este medio el error puede ser eliminado por el movimiento de precesión del giróscopo. Dicho error se eliminará completamente sólo en un determinado ángulo de viraje. En todos los otros ángulos habrá algún error y el horizonte -la línea blanca- puede mostrar un ligero error. Haciendo funcionar el giróscopo a elevadas revoluciones se consigue que este error sea muy pequeño, pero es difícil encontrar a qué ángulo de viraje ha sido corregido cualquier instrumento en particular.

En cuanto a los sistemas para hacer mover el giróscopo tenemos la misma posibilidad de elegir que en el caso del giro y ladeo: succión de un venturi o instalación eléctrica. El tipo venturi, que trabaja tan bien en los aviones a motor presenta los mismos problemas que en el caso del giro y ladeo, cuando se instala en un planeador. El método más satisfactorio para dar movimiento a un giróscopo es, nuevamente, la electricidad, pero las cosas no son tan simples en este caso. Desde que se trata de un giróscopo libre, la única forma satisfactoria de moverlo eléctricamente es hacer de la rueda del giróscopo el rotor de un pequeño motor de inducción de tres fases.

La corriente continua, que es la que podemos obtener de una pila, no sirve en este caso porque tiene que ser conducida dentro y fuera del núcleo que gira y esto es virtualmente imposible sin interferir con el movimiento libre del giróscopo. Aquí la instalación se convierte en un formidable problema. En primer lugar, necesitamos una fuente de poder, por lo general una batería de 12 o 18 voltios; luego para obtener la corriente alternada hace falta un convertidor rotativo. Este convertidor rotativo es una clase de motor generador que torna la corriente continua de la batería y entrega corriente alternada de tres fases al horizonte artificial. Por lo tanto, necesitamos disponer en el planeador de tres cosas bastante pesadas: el instrumento en sí, el convertidor rotativo y la batería, y para cuando haya podido conseguir todo esto, ubicarlo y conectarlo, el peso puede ser demasiado. En realidad, en muchos casos la instalación, sumado a un piloto algo pesado, sobrepasarán el peso máximo permitido para el planeador y, por supuesto, el certificado de aeronavegabilidad de la máquina deberá ser corregido para limitar el peso máximo permitido para el piloto.

En la actualidad la introducción de sistemas transistorizados ha eliminado los problemas de gran volumen y peso y se dispone de horizontes muy livianos y eficaces aunque, por desgracia, bastante onerosos.

Sin embargo, la realidad es que un buen horizonte artificial es un instrumento muy útil en un planeador si se intenta volar en nube.

NOTA: Hemos estado tentados de cambiar y actualizar completamente este capítulo, pero para no salirnos del marco de simplicidad de las explicaciones básicas de esta obra sólo se hicieron ligeros retoques. Para una completa y moderna descripción de instrumentos referimos al lector a la excelente obra de H. Reichmaiin "Vuelo sin Motor: Técnicas Avanzadas" (Edit. Paraninfo).

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Última modificación: 26 de Febrero de 2006