Club de Planeadores Los Caranchos |
LA CONSULTA / 99 (Publicado en el Nº 55 de la Revista Volovelismo Argentino) Clubes,
participantes y planeadores: Mendoza:
Martín José Hidalgo con el Pik-20 E II motorizado 84, Héctor Cabrera, Horacio Conalbi
con el remolcador AB-180 y con el Astir, Coqui Pace y Carlos Eynard. Zárate:
Alberto
Elizalde con su esposa Silvia y Thierry Fraize compartían el St. Cirrus 2. Cañuelas:
Jorge
Pastor con su esposa Norma con el St. Cirrus 39, y Carlos Schmitt con su esposa Yanina, su
beba Agustina (Cosa de locos: Bellísima) y Caty, con el DG-400 motorizado CS. C.P.Córdoba: Osvaldo Livi con
su esposa Ana y Luis Mazzaglia compartían el
Libelle flapeado 92, Arturo Ferreyra con el St. Cirrus KY, Jorge el Doc
Hernández con el ASW-20 RT, y Carlos Elkin y Marcelo Perrielo con el remolcador AB-180. Los Caranchos: José Otero y su
esposa Ana con el ASW-20 CA. Primer día de
vuelo. La montaña no trabaja bien porque está cubierta de nubes. El techo es bajo para
semejantes piedras: Solo 2.000 metros. El viento del norte a 30 km./hora. Hacia la llanura
se forman calles de cúmulus espectaculares. Con el KY planeamos debajo de una de las
calles a 150-170 km./hora haciendo vuelo delfín y virando muy de vez en cuando. Partimos
con 2.000 metros de La Consulta y en un ratito estabamos sobre Tupungato (Ciudad) a mas de
40 Km. también con 2.000 metros de altura, y así como fuimos, volvimos. Pastor se fue al
sur a más de 65 km. y se le acabó el día con menos de 500 metros de altura, 30 km./hora
de viento de frente y a unos 20 km. al sur, por lo que eligió un buen campo y tronó. La
búsqueda fue sin novedades. Domingo 24/10/99 Malas
condiciones en general, flojo en la llanura y un poco mejor en la montaña, todos hicimos
vuelo local, yo intenté subir a la meseta nevada que está al sur de la quebrada del
Tunuyán y que se encontraba con una callecita de cúmulus arriba, pero estaban pintados,
así que tuve que escapar por otra quebrada, y después me quedé virando una térmica en
la ladera de un cerro para entrenarme - 2700 tomó Pastor. Justin
recorrió con Coqui Pace, en el motoplaneador Grob G-109 de Mendoza, toda la zona de vuelo
marcando sitios aptos para tronadas. Asado
espectacular hecho por Arturo a la noche. Justin
anticipó buen día para mañana. Lunes 25/10/99 Briefing:
Primer vuelo de Justin en el Jantar St. 3, con dos planeadores atrás: Pastor con el 39 y
Schmitt con el CS. Se estableció que los dos planeadores que acompañarían a Justin
variarían cada día, y que por lo menos uno de los pilotos debía hablar el inglés en
forma fluida. La distancia entre los planeadores sería de unos 100 metros, y si alguno se
retrasaba no debía intentar alcanzar a los otros, sino que a la inversa estos lo
esperarían. Convenimos que el resto se podría agrupar y seguirlos de atrás.
Intentaríamos repetir el vuelo que hizo
Justin el año pasado, alcanzando el oeste de los cerros a través de Vallecitos y
Uspallata, y así tal vez encontrar ondas o térmicas con techos muy superiores. El día
fue espléndido. En el Manzano, mientras viraba 4 metros firmes y me concentraba en la
aguja del variómetro para sacarle más jugo a la térmica, levanto la vista y casi me
infarto al ver un cóndor enorme que cruzaba por delante de la nariz del planeador a unos
2 o 3 metros, virando en sentido opuesto al mío. Era renegrido con un gran collar blanco,
con el dorso de su espalda y alas también blancos. Fue tan rápido el cruce que ni se me
ocurrió sacar la cámara de su posición para fotografiarlo, sino que, por el contrario,
lo único a que atiné fue avisar a los otros que casi había chocado un cóndor, a lo que
me respondieron con distintas apreciaciones, todas muy divertidas y algunas casi porno. Todavía
asustado por lo del cóndor, me decido a seguir solo hacia el norte, dado que no fue
posible agruparnos atrás. Pude volar a gran altura, alcanzando los 2.800 metros bien
metido en la base de las nubes, haciendo vuelo delfín entre nube y nube mientras
contorneaba la falda de los cerros nevados del Cordón del Plata. A la altura del Cerro
Tupungato, Arturo con el KY se queda bajo, pero con la alternativa de la pista de la
ciudad de Tupungato, por lo que veo como se tira hacia el valle, dando la vuelta. Al
llegar a la falda del cerro de la pista de esquí de Vallecitos, veo bajo pero virando al
CS de Carlos Schmitt, por lo que tomo la máxima altura y, escuchando que Justin y Jorge
Pastor estaban llegando a Uspallata, decido seguir adelante. Me tiro hacia el oeste bien
pegado a los cerros, pero, al hundirme en una descendente, cometo el error de meterme al
centro del cañón que une Potrerillos con Uspallata por donde va el río Mendoza. Allí
me hundí en una fortísima descendente perdiendo casi 1.000 metros, por lo que, con
Uspallata a la vista, que se veía muy azul y con escasas hilachas de cúmulus, decidí
pegar la vuelta (además eran las 5 de la tarde). Cuando viré me asusté: Tenía arriba
la puerta formada en Vallecitos que tenía que cruzar para poder volver a La Consulta.
Hice un go to a La Puntilla (Aeroclub pegado a la ciudad de Mendoza), el GPS me indicó 51
km. y la computadora altura de seguridad para llegar. Ante esto me tranquilicé y comencé
a hacer lo que dicen los que saben: pegándome a la ladera del cerro más pequeño que
está al frente de Vallecitos y que estaba bien iluminado por el sol, me encontré primero
en un cero que se fue incrementando suavemente mientras ladereaba hacia el sur, hasta
hacerse 3 metros firmes que me llevaron a la falda del cerro de Vallecitos, donde se
sumaron a la térmica 2 o 3 cóndores y un águila de color gris azulado que me
acompañaron hasta los 2.800 de la base de la nube. Dado la hora, decidí volver sobre el
valle y no contorneando los cerros, a pesar de que se encontraban tapizados de cúmulus,
por lo que inicié un planeo de 90 km. con la computadora asegurándome 300 metros de
altura sobre la meta. Me llamó la atención no encontrar una sola térmica en los
primeros 50 km. de planeo; la única que encontré estaba a la altura de la ciudad de
Tupungato, me hizo ganar otros 500 metros con 2 de promedio, y largué el planeo final con
tranquilidad, llegando con 800 metros sobre la pista. Pastor y Schmitt me explicaron en el
briefing siguiente que yo había largado el planeo sobre la capa de inversión del valle,
por lo que recién después de perder mas de 1.000 metros de altura bajé el nivel de
ésta y encontré una térmica. En total volé unos 200 km. Justin
dio la vuelta al oeste al llegar a Uspallata y logró más de 6.000 metros. Pastor pegó
la vuelta en Uspallata. Todos volvimos por Vallecitos. Pastor y Arturo tomaron 3800. Todos
felices. A la
noche fuimos invitados a cenar en la bodega FAPES, donde fuimos agasajados personalmente
por sus dueños Marco Pestalozza y su esposa Pía Ferrer. Nos sirvieron un vino exquisito
tipo Malbec, peligrosísimo por lo suave y delicado. Faltaba la Mona Giménez
cantando Se han tomado todo el vino. Martes 26/10/99 Briefing
: Se decide que Justin sale acompañado con el 2 con Alberto Elizalde y con el CA. Después de cortar,
con 2 y 3 metros de promedio, puedo tomar 2.800 metros sobre un gran campo arado. Mientras
me acercaba a las piedras veo que el Jantar de Justin venía muy jugado al campo arado en
donde me había prendido, y que con la altura que tenía no llegaba a la pista, por lo que
me quedé arriba de él hasta ver su aterrizaje después de virar ceros durante unos 10
minutos. Reporté la tronada, y cuando decido volver a intentar subir a las piedras,
escucho que el carro había tomado el camino equivocado, por lo que me volví, lo ubiqué
y lo dirigí desde arriba. A esto se sumó Pastor, colaborando también en la guía de la
búsqueda hacia el planeador. Por supuesto que mientras estabamos en estos trámites
fuimos perdiendo la altura que habíamos ganado, y cuando reintentamos meternos en la
quebrada del Manzano ya teníamos unos 1.200 metros, y no podíamos ingresar a la quebrada
donde encontrábamos fuertes y turbulentas descendentes. Mientras tanto escuchábamos que
Arturo con el KY, el Doc con el RT y Luis Mazzaglia con el 92 se estaban
haciendo un picnic dentro del Manzano, donde pudieron hacer dinámica de nubes en su borde
oeste, y alcanzaron Arturo 4900 metros, Luis
4800, y Jorge Hernández 3800. Mientras ellos volaban semejantes alturas, Jorge Pastor,
Carlos Schmitt y yo estábamos en una masa de aire totalmente distinta, volando térmicas
pobres, no pudiendo superar los 1.200 metros. Miércoles 27/10/99 Briefing:
Justin explica la causa de su tronada: Fuerte viento del oeste descendiendo por las
quebradas, que a la salida, al chocar con obstáculos, generaba escasas térmicas fuertes,
por lo que había que acercarse a las piedras con mucha altura si uno pretendía
pescarlas, como lo hicieron el KY, el RT y el 92. Estaba
pasando un frente y el techo era muy bajo,
por lo que decidimos hacer un paseo a Uspallata por Tupungato. Pudimos confirmar que los
campos que habíamos vistos como aterrizables a los costados del camino que une Tupungato
con Potrerillos en el vuelo del día 25, realmente lo eran. El paisaje bellísimo tanto
por tierra como por aire. Cuando llegamos a Uspallata recorrimos la pista, y mientras
comíamos unas ricas empanadas planificamos volver el fin de semana con los planeadores y
el remolcador de Mendoza. Jueves 28/10/99 Amanece
nublado pero se abre después del mediodía. El flaco Livi reemplaza a Luis Mazzaglia en
el Libelle. Techo 2200. Condiciones para vuelo local. Thierry y yo intentamos entrar al
Manzano pero, a pesar de que estaba iluminado y con cóndores virando, no nos podíamos
prender y salíamos bastantes jugados hacia la llanura donde en dos oportunidades tuvimos
que prendernos bastante bajos, pero siempre dentro del cono de seguridad. La quebrada del
Tunuyán trabajó bastante bien y allí Martín Hidalgo, Pastor y Livi tomaron los 2.200 a
última hora, y aterrizaron quejándose del frío. Viernes 29/19/99 Briefing: A pesar
que se preveía un techo bajo, intentaríamos repetir una ida y vuelta a Uspallata. Justin
sería acompañado por el 2 con Alberto Elizalde y el CA. Después del corte
logramos 1.200 metros en el valle que se hicieron 1.900 a 2.000 rápidamente en la
montaña. Nos reunimos en la salida del río Tunuyán y partimos hacia el norte. En el
Manzano una térmica nos daba 4,8 metros de promedio llegando a la base de la nube
acompañados por un joven cóndor (marrón) que se metía entre los planeadores; desde
allí comenzamos a hacer vuelo delfín palanqueando en las térmicas pobres de solo 2 o 3
metros (que agrandado, no?), y virando solamente las de promedio superior a 4 (con solo
dos o tres virajes estábamos de nuevo en la base de las nubes). Siguiendo el contorno de
las montañas, con este ritmo llegamos rápidamente a la altura del cerro Tupungato.
Aproximadamente a unos treinta o cuarenta kilómetros de Vallecitos comenzamos a sentir en
la radio que Arturo se encontraba bajo, y que pensaba aterrizar en el camino que subía al
Manzano. Después de esto Osvaldo Livi informó que Arturo no había llegado al camino y
que había tenido un mal aterrizaje, intentando en vano comunicarse
con él. Realmente fueron momentos de mucha tensión. En ese momento tomé la máxima
altura, y comencé el regreso. Afortunadamente intervino la mano de Dios o el destino:
Carlos Elkin subía con parapentistas hacia el Manzano con intención de volar en
parapente, y minutos antes había prendido el handy para estar al tanto de lo que
estabamos haciendo los planeadores. Al escuchar a Osvaldo comenzó a prestar atención a
los bordes del camino y ve a Arturo venir caminando desde el sitio del accidente hacia el
camino. El Doc aconsejó acostarlo y yo que lo trasladaran acostado en el asiento de
atrás del auto, pero de nuevo intervino la buena suerte de Arturo: el auto de los
parapentistas era una Trafic (lo único que le faltaba era la cruz de ambulancia), o sea
que fue llevado al Hospital de Tunuyán a escasos minutos del accidente. Jorge Hernández
y yo aterrizamos y fuimos de inmediato al Hospital donde ya se le habían efectuado las
radiografías y al constatarse una lesión en columna cervical, se le colocó el collarete
y se lo derivó a Mendoza en ambulancia en compañía de Jorge Hernández, con quién
viajó a Córdoba al día siguiente. Esa noche Ana y yo viajamos a Mendoza, donde pudimos constatar el
buen estado general de Arturo, y que los otros estudios efectuados no revelaban lesiones
sobreagregadas, por lo que regresamos contentos a La Consulta. Sábado 30/10/99 Amaneció
lloviznando y fuimos con Carlos Sorini (Inspector de la Junta de Accidentes) a rescatar el
planeador, allí pudimos constatar que las alas estaban prácticamente intactas, y que lo
único roto era el fuselaje (otra vez la buena suerte de Arturo). Por la tarde
desarmamos todas las máquinas y comenzamos a brindar por el renacimiento de Arturo. Dada
la situación meteorológica descartamos el viaje a Uspallata, no así Carlos Schmitt que
partió hacia allá con el DG-400 y su familia al día siguiente, después lo siguieron
Justin y Gillian. A la noche, en la
cena de despedida, repetimos los brindis por el nuevo natalicio de Arturo. Javier
Capellani nos regaló una maqueta a cada piloto con la pintura y matrícula del planeador,
y su esposa Paola una rosa a cada integrante
femenina. Para destacar: La hospitalidad de
la Comisión Directiva del Aeroclub La Consulta, la amabilidad de toda la ciudad y del
personal del Casino de Oficiales donde nos alojamos. La colaboración del grupo de
parapentistas amigos de Carlos Elkin que en el momento del accidente trasladaron a Arturo,
nos cuidaron el planeador, y al día siguiente volvieron a la pista para interiorizarse de
la salud de Arturo. Debo resaltar la
permanente presencia de Javier y Paola Capellani, siempre predispuestos a solucionar
cualquier contingencia o necesidad. La organización
del team femenino (Norma Pastor, Silvia Elizalde, Ana Livi, Yanina Schmitt y
Caty, Gillian Wills y Ana Otero) en la base: Se hicieron cargo de la radio base y de la
planilla, y tan o más importante aún: Al aterrizar nos esperaban con mate, gaseosas,
vino malbec FAPES, salame, queso, maní, papitas, etc., etc., etc. . . . Para reflexionar: La necesidad de
este tipo de encuentros de vuelo en montaña con pilotos de la talla de Justin Wills, que
en cada briefing se tomaba el trabajo de desburrarnos con la paciencia que implica vencer
la barrera idiomática (Se traducía el briefing al castellano, y en determinado momento
se hablaba en inglés, alemán y castellano con algunas frases en francés que
nivel, no? ), pero nadie se quedó afuera sin entender. Jorge Pastor y Carlos
Schmitt, que indiscutiblemente tienen el mejor nivel de vuelo en montaña en Argentina, no
se quedaron atrás en aportar conocimientos. Sin duda la clave es aprender que la técnica
de vuelo en montaña se basa en el respeto de los conos de seguridad, y que solo después
que se adquiere destreza en el vuelo de laderas o de térmicas pegadas a las piedras donde
uno no tiene la referencia del horizonte, pero siempre dentro del cono de seguridad, es
que se puede empezar a pensar en competir o realizar vuelos de velocidad en montaña (Que
lejos estamos, no?). En lo personal puedo afirmar que el año pasado ni se me hubiera
pasado por la cabeza seguir a Justin en el vuelo que hizo con el Mauri (el que voló
en onda) en el Janus, pero este año pude seguirlo sin mayores dificultades en días
de menores condiciones que las del año pasado. Esto documenta la gran importancia y
validez de este tipo de encuentros. Otra cosa que me
llama a la reflexión es la ausencia de los campeones nacionales en estos encuentros. Por
lo que leo y escucho, los campeonatos mundiales rara vez se realizan en llanura, y los
campeones mundiales están entrenados tanto en vuelo de montaña como de llanura. Por todo
esto, creo que debería estimularse la creación de centros de vuelo de montaña en
lugares como La Consulta y Chos-Malal, e incentivar la concurrencia de nuestros campeones
para su mejor entrenamiento antes de la concurrencia a los mundiales; después de todo
tenemos el privilegio de poseer la cadena montañosa accesible al vuelo a vela más alta
del mundo: Sería una pena desaprovecharlo. P.D.: Arturo Ferreyra se recupera sin complicaciones
ni secuelas de la cirugía reparadora por el porrazo recibido. |
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