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Club de Planeadores Los Caranchos

Aeródromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa María  -  Provincia de Córdoba  - República Argentina


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Manual del Vuelo a Vela
Wolf Hirth
1942

Vuelo Berlín - Kiel como vuelo con objetivo
de los juegos olímpicos
por LUDWIG ROTTER,  de Budapest

(Séanos permitido llamar la atención sobre la sencillez con que está hecho el relato de un vuelo que atestigua el dominio que el hombre ha llegado tener sobre las fuerzas de la Naturaleza. - N. del T.)
Para hacer una prueba demostrativa de que el vuelo a vela es efectivamente un juego olímpico, emprendí un vuelo con objetivo desde la Olimpíada de Berlín a la Olimpíada de Kiel, en donde había los juegos de regatas. El parte me­teorológico del 12 de agosto en Rangsdorf no era favorable, a pesar de lo cual preparé mis provisiones y demás elementos necesarios y tanto yo como mi « Nemere » estábamos dis­puestos para partir. Después de un envuelo en falso, a con­secuencia de una mala interpretación de señales con el piloto que iba a remolcarme, vi formarse otra vez, poco después de las doce horas, algunos pequeños cúmulos por delante del aeródromo, los cuales me pareció que tendrían 200 m. de espesor, con su base a unos 1600 ó 1700 m. de altura. El piloto deportivo Heinz Schubert tomó a su cargo remol­carme y envolamos a las 12,26 horas tomando la dirección Este contra el viento reinante. Desembragué a las 12,38 sobre Schenkendorf, 12 km. al Este del aeródromo, a una altura de 470 m. sobre el nivel del mar y, con una velocidad ascensional de 2 a 3 m/s., subí a una altura de 1160 m. Allí atravesé la nube y perdí altura, pero evité seguir perdién­dola virando en círculo en una térmica seca. Vi formarse nuevas nubes en la dirección Berlín-Schöneberg y esto me decidió a emprender el vuelo a fondo, cosa que hice a las 13,02 horas.
La hora era ya muy avanzada para un vuelo de objetivo tan lejano, a lo que se añadía un viento de 25 km./hora de un rumbo de 90 a 100º, mientras que la dirección del vuelo que yo quería hacer era de 320º, así que tenía que luchar con una deriva hacia el Oeste. Pero el « Nemere » tenía tan gran velocidad y por medio de sus alerones de curvatura, regulables en vuelo, podía adaptarse a las necesidades de un vuelo rápido de tal modo - en este aparato sólo marca el variómetro 2 m/s. de velocidad descendente a 140 km. por hora - que, a pesar de todo, creí que podía hacer el vuelo, aunque se ofrecían, además, otras dificultades: no conocer las circunstancias meteorológicas existentes ; el itinerario cru­zaba comarcas con lagos, pantanos y bosques, y hasta habría de volar sobre la bahía de Lübeck y cerca del mar, no ha­biendo tampoco antecedentes de condiciones para el vuelo a vela en estas regiones que todavía estaban sin explorar, en este sentido, por los pilotos alemanes de vuelo sin motor. Por último, nada menos que 220 km. hacia el Norte tenía que separarme de la dirección del viento reinante. Natural­mente que era mucho lo que yo me jugaba en esta empresa, así que me propuse aumentar todo lo posible la velocidad de crucero sin atender para nada a la altura y no detenerme a virar en círculo más que cuando estuviese por debajo de los 900 m. o que hubiese de avanzar por una zona sin nubes y necesitase entonces disponer de suficiente altura. El pri­mer caso no llegó a ocurrirme, ni, con demasiada frecuencia, el segundo, especialmente en la tercera hora del vuelo (figu­ra 148).
Utilicé para el vuelo una carta para el tráfico aéreo, del Imperio Alemán, en escala de 1 : 1000 000 en la que había trazado de antemano la recta Berlín-Kiel, así como había se­ñalado los trayectos de 100 km. Como había contado con la deriva hacia el Oeste, en cuanto tenía que volar por zonas en las que me veía obligado a virar mucho en redondo para ganar altura, me pareció que sería mejor mantener siempre rumbo al Norte para que lo más que pudiese ocurrir fuese ser llevado por el viento hasta la línea de ruta, pero nunca al Oeste de ella.
Por tanto, puse los alerones de alabeo a la velocidad máxima y tomé rumbo Norte, casi siempre con 120 a 140 km. hora de velocidad, viré raras veces y únicamente manio­braba, mandando hacia abajo los alerones, al volar sobre zonas con térmica, reduciendo entonces la velocidad a 60 km./hora. A las 13,52 pasaba sobre Herzberg, de modo que, a pesar del viento de costado, había hecho 89 km. en cincuenta minutos, atravesando en este tiempo los bosques del Noroeste de Berlín y los temidos pantanos de Rhin-­Luch. Pero entonces, por la acción del lago Ruppin, empecé a perder altura rápidamente, así que me vi obligado a tener que virar constantemente y, con ello, la velocidad media de la primera hora de vuelo sólo fue de 89 km./hora. Sin embar­go, al norte del Neuruppin me encontré, a las catorce horas, nueva ascendencia debajo de un cúmulo y viré en círculo subiendo a razón de 5,5 m/s. desde los 1100 m. a los 1786, es decir, 1309 m. sobre la altitud a la que desembragué, y en­tonces alcancé el punto más alto de mi vuelo. No llegué a utilizar toda la ascendencia, sino que la abandoné a esa altura continuando mí vuelo a gran velocidad. Un cuarto de hora después marcaba todavía mi altímetro 1480 m. y entonces, aparecieron, a mi derecha, los lagos Müritz y Plauen. Al Oeste, sobre Wittstock, descubrí otra vez una nube, cosa que ya me iba haciendo falta, pues desde Neuruppin no había encontrado ninguna, así que me dirigí hacia ella y la alcancé a las 14,30 horas en una altura de 1100 m., subiendo con ella hasta los 1500 m., y dejando otra vez sin aprovechar toda la ascendencia, volví a empujar la palanca, poniendo el aparato a 140 km./hora, puesto que, además, a través de la neblina veía, al norte de Pritzwalk, muy buenas nubes y hasta neforrutas, las cuales alcancé a 1000 m. de altura, gané 600 m. y entonces no hice sino seguir sencillamente volando con mi rumbo con apoyo en la neforruta, siempre marcando mi indicador los 140 km./hora. A la vista de Criwitz volví a tener orientación exacta según la carta. Con ayuda de ésta y mi regla de cálculo pude comprobar que, en la segunda hora de vuelo, había tenido una velocidad media de 110 km./hora.


Fig. 148. Barograma del vuelo olímpico con objetivo Berlín-Kiel

En un principio quise haber rodeado el lago de Schwerin por el Norte, hacia Viecheln, pero como no conocía las cir­cunstancias meteorológicas en las cercanías del mar y el aire aparecía muy opalino por el Norte, consideré preferible tomar rumbo Sudoeste, para rodear el lago por el Sur, cosa que hice a las 15,05 horas desde los 1520 m. de altura. Como en la dirección de Kiel veía ahora muy pocas nubes, quise aprovechar algunos cúmulos que había sobre Schwerin, pero sin éxito; el virar para ganar altura sólo sirvió para gastar un tiempo precioso. Mientras tanto vi venir hacia mí un Focke-WuIf « Stösser » que en seguida se desvió lateral­mente sin llegar a mi altura y volvió a irse otra vez hacia abajo. Tuve la buena suerte de poder seguir volando, a las 15,19 horas, desde el Sur del lago de Schwerin hacia adelante con 140 km./hora y un cielo completamente despejado. Busqué aquí y allá dónde podría ganar altura, pero en vano, pues me hallaba completamente a sotavento de la región de lagos y pantanos de Mecklenburg-Schwerin. A las 15,46 horas me encontraba a 1080 m. de altura al Sudoeste de Grevesmühle y, a través de la neblina, vi sobresalir algunos pequeños cúmulos sobre la bahía de Lübeck en la dirección de Trave­münde. Sin perder altura llegué, a las 16 horas, a la ensenada de Dassow y con ello, a las nubes, lo cual sucedió muy a tiempo, pues con el continuo buscar ascendencias sólo logré, durante la tercera hora de vuelo, una velocidad media de 53 km./hora. Subí allí a 1580 m. y ya pude volar avanzando en el rumbo preciso. El aire iba siendo cada vez más turbio y como había cesado casi por completo la formación de nu­bes, preferí ya no poner atención a la altura y tratar sólo de aumentar la velocidad, puesto que calculaba que podía llegar a Kiel, aunque había de cruzar aún por encima de las zonas de lagos que hay entre Eutin, Plön y Preetz. De este modo conseguí hacer que la velocidad media fuese otra vez de 86 km./hora, que ya conservé así en el último trayecto del vuelo. El lago de Plön lo atravesé a las 16,27 horas a 1150 m. de altura, gané después algo de altura, pero luego bajé hasta los 800 m. cuando llegaba a Preetz ; mas entonces vi la ciudad de Kiel saliendo de la bruma. No conocía la situación del aeropuerto de Kiel, pero pensé que necesaria­mente tendría que estar en algún lugar de las orillas del mar, puesto que era verosímil que sirviese a la vez para los avio­nes terrestres y los hidros. Finalmente, dirigí la vista hacia unos aviones que vi volando y, noté que por el sur de Kiel salía un avión volando con dirección Sur... Supuse que el avión había salido del aeropuerto, por consiguiente éste ,debería estar en el punto de intersección de la línea de vuelo del avión con la costa y la suposición fue acertada, pues, a unos 10 km. de distancia pude reconocer claramente el césped del aeropuerto Kiel Holtenau.
Pasé sobre el puerto de Kiel a una altura de 650 m. go­zando del magnífico espectáculo de volar sin motor sobre la bahía toda empavesada con motivo de los Juegos Olímpicos y en la que estaban fondeados muchos buques de guerra de distintas naciones, los yates de regatas y las canoas de los participantes en la Olimpíada. Una vez que hube guar­dado cuidadosamente todo lo que llevaba a bordo, hice algu­nos lupins como saludo a los luchadores de los juegos olím­picos y después cuando, junto al mar, vi el monumento a los héroes de la Marina alemana, quité velocidad y presenté mi homenaje a los caídos levantando mi brazo en alto.
Luego, me acerqué al aeropuerto, perdí altura con vuel­tas de Immelmann y espirales muy pendientes y aterricé suavemente a las 16,55 horas, siendo saludado cordialmente y felicitado por numerosos jefes de los juegos Olímpicos, y muy poco después, por los aviadores militares y deportivos de Alemania. Con mis más expresivas gracias por las felicitaciones que se me hicieron, manifiesto aquí que, con mi vuelo, no perseguí otra cosa que atraer la atención sobre el vuelo a vela como tal manifestación de juego olímpico.
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Última modificación: 26 de Febrero de 2006